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Detalles posteriores fueron elaborados y debatidos en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), llamada Conferencia de Punta del Este, que se dio del 5 al 17 de agosto de 1961 en Punta del Este (Uruguay) En dicha reunion habían delegados de todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluida Cuba (representada por Ernesto Che Guevara). En esta reunión se aprobó la creación de la Alianza para el Progreso (ALPRO); en el texto oficial de su Constitución se establece su objetivo general: "mejorar la vida de todos los habitantes del continente"; para ello se proclamaron varias medidas de carácter social (educación, sanidad, vivienda...), político (defendiendo la formación de sistemas democráticos, según el principio de autodeterminación de los pueblos) y económico (limitación de la inflación, mejora de la balanza de pagos, siempre bajo la iniciativa privada). Para garantizar estos objetivos, Estados Unidos se comprometía a cooperar en aspectos técnicos y financieros. La opinión pública recibió con entusiasmo esta declaración, pero el programa fracasó debido a que, tras el asesinato de Kennedy, sus sucesores limitaron la ayuda financiera estadounidense en América Latina, prefiriendo acuerdos bilaterales en los que primaba la cooperación militar. Cuba se opuso a firmar la carta de acuerdo final.

Fue un momento importante en la relación de EE. UU. y América Latina, porque el presidente Kennedy de veras quería hacer algo diferente, cambiar la manera en que EE. UU. se relacionaba con Latinoamérica. Cuando Kennedy presenta la Alianza para el Progreso, dice: "Miren: no necesariamente hemos sido los mejores vecinos. Ha habido veces en que hemos sido mejores que en otras; no siempre entendimos que los países de América Latina comparten con EE. UU. este sueño por la democracia y por la dignidad del ser humano, y sí, hemos sido mandones y controladores, y no siempre actuamos como la guía moral del continente, pero queremos cambiar eso".

Creo que fue bienintencionada. Hubo gente crítica y eso tiene cierta lógica, por la fuerte presencia previa de EE. UU., pero, en general, fue bien recibida, y eso fue porque Kennedy era sincero. Claro, él no actuaba en América Latina solo por el puro deseo de ayudar, no era caridad. Le preocupaba el avance del comunismo, le preocupaba Castro y que la falta de desarrollo económico en la región llevara a una mayor simpatía por Cuba. Pero, genuinamente, quería desarrollo y progreso, hay algo verdadero en eso.