Los cuentos de Todos estábamos a la espera (7)
(con la adición de "En la 148 hay un bar donde Sammy toca el
contrabajo", que no fue incluido por el autor en la edición de 1954) son
presentados con una nota introductoria, que cito aquí:
"Esos
cuentos fueron escritos, en su gran mayoría, en New York que es una
ciudad sola. Es una soledad sin solución. Es la soledad de la espera.
Los personajes son hombres y mujeres que he visto en un pequeño bar de
Alma, Michigan; esperando en una estación de Chattanooga, Tennessee; o
simplemente viviendo en Ciénaga, Magdalena. Y las palabras son
inferiores a ellos". (TEE: primera página) La
relación temática del libro está basada, como queda claro, en la
vivencia del aislamiento del ser humano en el mundo moderno, en el
contexto de los años 50 a 60 del siglo XX. Es notoria la referencia a la
equivalencia socio-cultural del Caribe colombiano y las mencionadas
ciudades de Estados Unidos, en dicho tópico.
Hay,
también, un evidente vínculo en las historias de dos de los cuentos
analizados: "En la 148..." y "Hoy decidí vestirme de payaso", en los
cuales se establece la continuidad por medio del personaje de Sammy, Sam
Carlton, el músico, "con su gran soledad yendo más allá del tamaño de
su pequeño cuerpo, honda, llena de blues y de recuerdos que comenzaban
en algún pueblo de Georgia, negra y cada día más y más simple y
desesperante" (TEE:129), quien en "Hoy decidí..." ha desaparecido de su
lugar habitual por causa de su misteriosa vocación de emigrante, y
posteriormente es ubicado en el bar de "En la 148...", donde se aclaran
sus motivaciones: "Sammy creía que podía dejar su soledad atada a
cualquier bar e irse a Inglaterra. ¿Quién le habría dicho a Sam Carlton
que Inglaterra era como Suramérica?" (TEE: 129). Esta última información
responde directamente a los interrogantes planteados en el decurso
polifónico de "Hoy decidí...": "Yo quiero saber dónde está Sammy. No sé,
tal vez en Londres o en Suramérica. Ya no toca en L-Bar. El siempre
quiso irse a Londres y seguro eso es lo que ha hecho: se ha ido a
Londres" (TEE: 53). Justamente, en el entrelazamiento de los textos
mencionados se reitera la idea de la coincidencia, en el imaginario de
la época, de las culturas anglonorteamericana y latinoamericana, mediada
por el elemento 'negro' de la composición étnica de Estados Unidos.
Queda implícita la significación de la expresión musical (blues y
spirituals), que se constituye en estos textos como un símbolo que
unificaría a la humanidad si decidiera reconocerse en su desarraigo,
soledad y abandono.
Los
dos textos mencionados, junto con "Todos estábamos a la espera" (que da
título al libro), "Intimismo" y "Proyecto para la biografía de una
mujer sin tiempo" (Fragmento), conforman el corpus analizado, que, en
nuestra opinión, resume el pensamiento existencial del autor. Este
corpus podría dividirse en dos grupos: En el primero se encuentran las
historias del mundo desolado; en el segundo ("Intimismo" y
"Proyecto...") se plantea la reflexión verbal de la confusión sensorial
correspondiente a ese mundo. El cuento "Todos estábamos a la espera",
refiere la situación típica de indefinición del sentido de la vida:
Esperar sin saber qué se espera. La soledad y la espera son los tópicos
de la conciencia de la fragilidad del ser humano.
Para
esclarecer estos planteamientos, es necesario el análisis de cada texto
por separado, con la intención final de señalar los rasgos compartidos
por todos. De ello nos ocuparemos enseguida.