Respuesta :

Cinny
Establecer unas normas de convivencia claras, concretas, realizables, consensuadas, pocas y escritas en positivo. Es necesario, además, evaluarlas periódicamente, y deben de ser susceptibles de ser replanteadas en cualquier momento, en función de las necesidades del grupo o del centro. Finalmente, tiene que existir un procedimiento claro respecto a lo que ocurre cuando alguien se las salta. Crear un buen clima de convivencia en el aula y el centro. Ello es posible si se promueve un código de convivencia fundamentado en el reconocimiento y la estima de uno mismo y las demás personas, la confianza mutua, la comunicación y la capacidad de cooperación. Esto se consigue a través del proceso de provención, es decir, del proceso por el que educamos en aquellas habilidades y herramientas que permitirán, al llegar un conflicto, que sepamos abordarlo de forma positiva y noviolenta. Es tan importante trabajar un buen clima en el grupo clase, como en el equipo educativo.