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Capítulo I. Las meninas

Foucault inicia este libro mediante un erudito y minucioso análisis de la representación en el célebre cuadro de Velásquez, Las meninas. Este análisis pretende ilustrar la idea de la multiplicidad de sentidos que adquiere la representación tomando como ejemplo el caso de Las meninas, pues en este cuadro se puede apreciar, o más bien Foucault nos permite apreciar, la variedad de representaciones que es posible hallar en la pintura de acuerdo a la mirada del sujeto observador.

Foucault analiza la mirada del espectador, la del pintor, incluido en su propio cuadro, y la de los personajes. La mayor parte de este capítulo contiene una exhaustiva descripción del cuadro en lo que respecta a su composición y a los planos de observación que podría adoptar un eventual observador. La mirada del pintor, así como la de los personajes y la del espectador de cuadro son todas limitadas, pues el pintor, Velásquez solo ve el revés de los personajes, cuyo lado frontal nosotros, como espectadores, observamos. Sin embargo, definir como lado frontal o revés aquello que miramos depende de cierta ubicación, pues para el pintor que está retratando aquella escena, está observando no el revés sino el lado frontal, obviamente, desde su perspectiva. La conjunción de todas las miradas posibles