La polinizacion es el proceso por medio del cual lo granos de polen son
transportados desde las anteras de los estambres hasta los estigmas de
pistilos. En algunas plantas el polen es recogido por los estigma de la
misma flor que lo libera, o por flores de la misma planta.
La polinización se confunde a menudo con la fecundación, aunque son dos
procesos distintos, si bien el primero es casi siempre condición
necesaria del segundo. Las plantas autógamas (aquellas que se
autofecundan) lo pueden hacer sin participación alguna clase de polen,
pero más a menudo dependen de algún mecanismo polinizador, como en la
cleistogamia donde las anteras se abren y los estigmas maduran dentro de
un ******* cerrado. Otras plantas autógamas practican la geitonogamia,
en la que el polen fecundante procede de otras flores del mismo pie de
planta, y necesita ser transportado por algun vector.
El transporte del polen lo pueden realizar agentes físicos como el
viento (plantas anemófilas), el agua (especies hidrófilas), o un
polinizador animal (plantas zoófilas). Las características físicas y
fenológicas de las flores anemófilas, hidrófilas y zoófilas, así como
las de su polen, suelen ser marcadamente diferentes. Las plantas
zoófilas deben llamar la atención de sus vectores con colores y olores
atrayentes, así como recompensarlos con alimento o refugio. Diferentes
tipos de polinizadores requieren diferentes tipos de atractivos, así las
flores zoófilas han evolucionado y se han diversificado en una gran
variedad de tipos los cuales pueden agruparse en síndromes florales. La
belleza visual característicamente asociada a las flores es el efecto de
su coevolución con insectos u otros animales polinizadores.
En los casos en que la polinización se produce como resultado de
relaciones planta-animal estas relaciones son predominantemente de tipo
mutualista. Es decir relaciones en que ambos participantes se
benefician. A diferencia de las relaciones obligatorias (propiamente
simbióticas) que existen en la naturaleza, las relaciones de
polinización son prácticamente siempre facultativas u opcionales y muy
flexibles: la desaparición de un polinizador o planta no acarrea
necesariamente la extinción del otro participante en la interacción, ya
que cada uno de ellos posee alternativas (otras fuentes de alimento en
el caso del animal, u otras especies de polinizadores en el caso de la
planta). Existen algunos casos sumamente interesantes de relaciones
simbióticas entre un polinizador y una especie de plantas, tales como la
avispa de los higos y la mariposa de la yuca.
En la agricultura, el deseo de obtener fruto o semilla en abundancia ha
llevado la mayoría de las veces a emplear plantas que no dependan ya de
vectores externos para la polinización, o al menos que empleen un vector
superabundante como el viento. Por ejemplo, la mayoría de cereales son
anemógamos o directamente autógamos. Con todo, muchos otros los cultivos
agrícolas del mundo (por ejemplo, muchos frutos y hortalizas) dependen
de la polinización realizada por insectos y otros animales.
Es un error creer que la polinización es un "servicio ecológico
gratuito" de la naturaleza. Una polinización efectiva necesita algunos
recursos, por ejemplos refugios de vegetación natural prístina y
hábitats adecuados para los polinizadores. Cuando estos se reducen o se
pierden, se limita la actividad de los polinizadores y se necesitan
prácticas de gestión adaptable para mantener los medios de subsistencia.
En efecto, en todo el mundo la diversidad agrícola y de los
agroecosistemas afronta el peligro de que las poblaciones de
polinizadores están disminuyendo. Por ejemplo, en 1994, en California,
los productores de almendras tuvieron que importar abejas melíferas de
otros estados de los Estados Unidos para asegurar la polinización de sus
cultivos. Los principales causantes de este problema son la
fragmentación de los hábitat, las sustancias químicas agrícolas e
industriales, los parásitos y las enfermedades, así como la introducción
de especies exóticas.