Respuesta :

En los últimos años, especialmente desde principios de los
años noventa, el aumento de la demanda de transporte y del
tránsito vial han causado, particularmente en las ciudades
grandes, más congestión, demoras, accidentes y problemas
ambientales. Ese aumento explosivo surge de un mayor acceso
al automóvil —al elevarse el poder adquisitivo de las clases de
ingresos medios—, más acceso al crédito, reducción de los
precios de venta, más oferta de autos usados, crecimiento de la
población, menos habitantes por hogar y escasa aplicación de
políticas estructuradas en el transporte urbano. Este transporte
insume, en las ciudades mayores, alrededor de 3.5% del PIB
regional, en lo cual incide la congestión de tránsito, que afecta
tanto a automovilistas como a usuarios del transporte colectivo
y que acarrea pérdida de eficiencia económica y otros efectos
negativos para la sociedad. Sin pretender plantear soluciones
específicas, este artículo analiza qué es la congestión y cuáles
las consecuencias de este flagelo moderno de las zonas urbanas que amenaza la calidad de vida de sus habitantes.
Muchas ciudades crecieron de una forma rápida y desordenada, sin ninguna planificación, lo que dio lugar a unos núcleos urbanos industriales superpoblados, insalubres y, a veces, tan contaminados que la gente tenía que ir a tientas en pleno día.Además, a medida que se desarrolló la urbanización, se agudizó la separación entre las clases acomodadas, aristócratas y burgueses, que habitaban en los nuevos barrios del ensanche, y los obreros y obreras, que se hacinaban en hileras de casas pequeñas y antiguas del centro urbano o de los nuevos barrios construidos en torno a las fábricas, sin servicios básicos y muy contaminados.Con el tiempo, las ciudades se fueron reformando, y se instalaron sistemas de alcantarillado, pavimentado, recogida de basuras, iluminación, ventilación de las viviendas, etc. Otros problemas que comenzaron a preocupar ya en esa época fueron el abastecimiento de agua potable y la purificación de los ríos.