Respuesta :

La Guerra hispano-estadounidense se desató entre España y los Estados Unidos de América en 1898, durante la infancia del rey Alfonso XIII, cuando ejercía la regencia la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda del rey Alfonso XII, siendo presidente del gobierno español Práxedes Mateo Sagasta y presidente de Estados Unidos, William McKinley. Este conflicto es generalmente denominado en España el desastre del 98, o Guerra de Cuba y, en Cuba, Guerra hispano-cubano-norteamericana. Es incorrectamente llamado también Guerra hispano-americana por influencia de la manera en que se lo conoce en Estados Unidos, Spanish-American War. Sus principales resultados fueron la independencia de Cuba y la pérdida, por parte de España, de sus colonias insulares en América y Asia (Puerto Rico, Filipinas y Guam), cedidas a Estados Unidos, que se convertiría en po
LA VISIÓN DE LOS AMERICANOS DE 1898. Los americanos de 1898 estaban movidos por una variedad de causas, algunas de las cuales no se perciben hoy en día. La más obvia y a menudo discutida causa fue la "Prensa Amarilla ". Los importantes efectos de la prensa no deben ser infravalorados, aunque es materia de debate en qué medida afectó a los americanos fuera de las grandes ciudades como Nueva York. La prensa presentaba continuamente los problemas del gobierno colonial en Cuba, con exageradas o fantásticas historias de atrocidades. Al mantener estas informaciones a la vista del público, el sendero de la guerra estaba servido. La pérdida del Acorazado MAINE y las apelaciones a la traición española hecha por los periódicos (y no por el Gobierno de los EE.UU. o la marina americana) fue el revulsivo final que permitió que el habitualmente aislacionista público americano aceptara la guerra. Hubo otras causas. La primera es que la Guerra Civil americana había ocurrido apenas hacía una generación. Hacia 1898 los horrores de la guerra comenzaban a ser olvidados en tanto que la tremenda camaradería y los timbres de gloria seguían pasando de la generación de la guerra por vía de historias familiares, reuniones de veteranos, impresión del historias de las unidades militares, etc. Esto supuso el olvido de los hechos desagradables y el mantenimiento en la memoria de los buenos recuerdos. Esta influencia permitió, a los ojos de las generaciones más jóvenes, que se considerara la guerra como algo glorioso y no se recordara la existencia del horror que es en realidad. También, a medida que el final del siglo XIX se acercaba, los Estados Unidos comenzaron a verse a sí mismos como una potencia mundial por primera vez. Robustecidos por una fuerte creencia en sí mismos, en el provenir, en su sistema político y un profundo trasfondo de misioneros cristianos, los americanos medios sentían fuertemente que estaban en un dorado y correcto camino. Estas mismas creencias tendían hacia lo que hoy en día sería una visión etnocéntrica e incluso racista. La pobreza y terribles condiciones de vida en otros países era vista como la evidencia de que los pueblos que padecían estos problemas no podían gobernarse por sí mismos o les faltaba, de alguna manera, inteligencia, resolución o ambición. Por ejemplo, aunque los americanos se sentían atraídos por Cuba, en parte, por un deseo de ayudar a la gente sobre la que se informaba que tenía que enfrentarse a duras condiciones, estas mismas condiciones hacían que el público americano creyesen que ellos mismos era superiores. Eran los tiempos del colonialismo a lo largo y ancho del mundo. El colonialismo europeo había evolucionado con España, Portugal e Inglaterra abriendo brecha, para ser secundados por Alemania, Bélgica, Japón, Francia y Austria. La época de la construcción de imperios iba "in crescendo ". En las potencias coloniales se pensaba que este movimiento no sólo significaba obtener recursos sino una forma de mejorar la vida propia en las colonias. Estábamos en la era que se consideraba de superioridad del hombre blanco o de la responsabilidad de los poderes coloniales de "civilizar" los pueblos cuyas formas de vida se consideraban inferiores a las propias. A veces estos conceptos duales de beneficio y mejora social eran ciertos en la práctica, pero la mayoría de las veces no era verdad. En los EE.UU. hubo primeramente una actitud de fuerte aislacionismo. Ello era a causa de su propia experiencia como colonia y porque los EE.UU. habían podido cubrir internamente todas sus necesidades de expansión. Hacía la década de 1890, esto dejó de ser verdad. El país se había expandido por el continente y se sentía confinado por primera vez en la Historia. Muchos en los EE.UU. se resistían a unirse a las tendencias colonialistas de los poderes europeos y de Japón, mas otros muchos consideraban que era lo correcto e, incluso, un deber de los EE.UU. unirse al movimiento, lo que ocurrió, en parte por accidente, en parte por el designio. En la mayoría de los casos la facilidad con la que el país obtuvo un imperio fue una sorpresa para los habitantes, incluyendo la mayoría del gobierno y de los militares. En 1898 pocos americanos habían oído hablar de la bahía de Manila y, de repente, ¡los EE.UU. reclamaban no sólo un Puerto, sino todo el Archipiélago Filipino !. La visión de los EE.UU. hacia España en la década de 1890 debe ser también comentada. Los Estados Unidos y España habían tenido generalmente unas relaciones amigables durante la mayoría de su historia. España había ayudado a los EE.UU.

La principal causa de la guerra hispanoamericana es la disputa entre España y los Estados Unidos entorno a las colonias de la región, cada una sobre las cuales guardaba sus intereses.

La principal consecuencia del conflicto es la victoria de los Estados Unidos, la pérdida del poder español sobre estos territorios.

Resultaron beneficiados de este conflicto Cuba, Puerto Rico y otros territorios que se liberaron del yugo español, pero ahora tendrían la férrea influencia estadounidense.

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