Hace algunos años vivía en un hotel llamado Charing Cross, me gustaba
mucho pintar y leer libros de ciencias ocultas. Creo que esta afición lo
herede de mi padre ya que el vivió mucho tiempo en la india y me dejo
una gran colección de libros de esoterismo y esas cosas, de allí fue que
saque la idea que todos tenemos un doble en algún lugar del mundo, pero
que es un poco difícil encontrarlos porque siempre ellos hacen el
movimiento contrario al que nosotros hacemos.
La idea del doble se hizo una obsesión ya que siempre buscaba en las personas una que se parecía a mí.
Esta idea que me condenaba se torno insostenible y decidí ir donde el
libro indicaba un lugar en Sídney Australia, la idea parecía
descabellada pero le fui buscando razones y lógicas hasta que decidí
realizarlo.
Al llegar a Sídney vi lo ridículo que había hecho y quise regresarme al
instante, pero ya que estaba allí decidí conocer la ciudad inmensa de
Sídney y además pensé que allí seria difícil encontrar a mi doble. Lo
que encontré allí fue el amor, ya que me enamore de Winnie una chica que
me llamo la atención a primera vista, yo a ella. Empezamos a salir
hasta que me di cuenta que ella me trataba como si ya nos hubiéramos
conocido antes.
Alquilé una pequeña casita y allí invite a Winnie a pasar el fin de
semana, estábamos muy bien hasta que algo me molestaba, era que Winnie
se desplazaba por la casa como si siempre hubiera vivido allí, le hice
una trampa con una lámpara que yo sabia donde estaba y ella fue a
traerla como si supiera donde se encontraba, preso de celos imaginando
con quien había estado le reclamé.
La insulté muy fuerte y la increpe a decirme con quien había estado
antes allí y ella lo negó todo, luego la eche de allí muy duramente.
Luego me calmé y vi lo absurdo que había echo y fui a pedirle disculpas
por lo que no pude verla ya que su mamá me dijo que no quería saber nada
con locos.
Al verme abatido regresé a Inglaterra y allí me sentí mejor entre mis
cosas y mis pinturas. De repente algo no estaba bien, todo estaba como
lo había dejado pero algo había, de repente llaman a la puerta y el
botones dice que habían llamado del club y que había olvidado ayer un
paraguas, tiempo después pienso que yo ayer estaba volando y corro a ver
el cuadro que había dejado empezado estaba terminando con la cara de
Winnie y mariposas amarillas revoloteando.
LA MOLICIE
Mi compañero y yo tratábamos de luchar contra la molicie (pereza, ocio)
que estaba por todas partes, invadía cualquier lugar que uno ni
sospechaba. Para no caer en la
molicie decorábamos las paredes con extraños dibujos que todos los días
cambiábamos o sino prendíamos una radio con alguna danza. Muy a pesar de
todo lo que hacíamos no estábamos seguros del todo. Al despertarnos era
hora en que nuestra lucha contra la molicie se iniciaba, nos provocaba
estar tendidos en la cama y pasar el tiempo sin hacer nada pero nos
dábamos fuerza y saltábamos y nos metíamos a la ducha con agua helada
que nos permitía espantar la flojera el ocio.
Sin embargo durante el almuerzo era la hora más difícil y la mayoría de
compañeros sucumbían. A veces sucumbíamos a ella pero razonábamos y la
espantábamos con cualquier actividad.
Algunos con mas dinero que nosotros que nosotros se iban al campo para huir de la molicie de la ciudad.
Esperábamos con ansias el otoño que era mas benigno pero a veces este se demoraba.
Las siete de la noche era la hora mas tranquila ya que la molicie parece
que abandonaba la ciudad. La mayoría huía de los salones de fiesta a
otros al cine y ahí veíamos muchas películas.
Había un tiempo en que nada nos libraba de la molicie que era como una enfermedad.
Al fin nos venció la molicie y parecíamos zombis y solo salimos de ella
cuando la naturaleza nos sacudió y empezar a llover, la tierra se
sacudió y nos brindo esas ganas de vivir y nos abrazamos alegremente al
sentirnos nacer de nuevo.
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