La Gran Colombia se había forjado por la autoridad moral del Libertador y
el sometimiento voluntario de los diferentes jefes de los distintos
territorios. Pero cuando éste se marchó a liberar al Sur todo se
derrumbó. Los venezolanos no estaban conformes con la designación de
Bogotá como capital. Los neogranadinos (colombianos) sentían recelo por
la importancia que habían adquirido los militares venezolanos, y los
ecuatorianos denunciaron ser totalmente ignorados. Por otra parte, la
recién creada Bolivia se había alzado contra su presidente Sucre, y
Perú, después de haber sido liberada del yugo español en la batalla de
Ayacucho, le declaró la guerra a su libertadora la Gran Colombia. El
sueño de la Gran Colombia fue eso, un sueño no realizable debido a las
circunstancias de nuestra propia idiosincrasia que aún prevalecen. No
fue culpa de Páez, Santander, los oligarcas, el "Imperio" o de nadie,
simplemente, así somos los latinoamericanos.