Yo, junto con mis compañeros de Selección del Planeta Tierra,
siempre jugamos en la tarde al fútbol en la cancha del Camp Nou, por unas dos
horas de fuerte entrenamiento, preparándonos para los primeros Juegos Olímpicos
Lunares 2120 que empezaban mañana, porque nos clasificamos para estos
grandísimos juegos, hoy era viernes, un día tranquilo, sin gente en las demás
canchas. Se estaba nublando cada vez más, hasta que de repente empezó a llover
con poca intensidad. Con mis amigos nos arreglamos en irnos a nuestras casas,
esta vez practicamos nada más que una hora.
Como siempre, hice el mismo ritual de todos los días, llegué
a casa a las siete en punto, me bañé, comí con mi familia, me lavé los dientes,
salí a tomar aire afuera de la casa, y entré nuevamente en mi casa para
acostarme y dormirme.
Ya era la mañana, la hora estaba llegando: jugar el primer
partido de los Juegos Olímpicos Lunares 2120 contra la Selección del Planeta
Júpiter.
Salimos en el autohete para la Sede principal de la Luna, ya
se hacía de noche, para jugar el partido más esperado de la temporada, hasta
que después de 40 minutos de viaje, llegamos. Ya estaba el árbitro, los jugadores del equipo rival y mis
compañeros en la Lunitor Arena Stadium.
El árbitro señaló el inicio del juego. La cancha estaba
complicada, con agua en el pasto y encima de noche. Yo estaba nervioso, trato
de acomodarme en el partido, hasta que llega un tiro libre cerquísima del área
grande. Fedejurico Mangel, el 10 del equipo rival, pateó al arco, el arquero se
tiró, pero no pudo llegar a frenar un disparo tan poderoso, nos hicieron un
gol. Perdíamos 1 a 0, cuando el árbitro pitó con el silbato el final del primer
tiempo.
El DT de nuestro equipo, el Prof. Terro Mandoyo, nos trató de animar, pero fue muy difícil.
Volvimos a entrar en el campo de juego para demostrar nuestras habilidades en
el segundo tiempo. A los 7 minutos del segundo tiempo, nos hicieron el segundo
gol, hecho por el defensor central llamado Franzel Juley, hasta acá 2 a 0
perdemos.
Después de sacar del medio, hubo muchas faltas, tiros
desviados y offsides.
A los recién 39 minutos descontamos, con un gol de mi mejor
amigo Raúl Terranostra, volante derecho, 2 a 1. Poco después, el arquero
contrario le cometió penal a Samuel Platinni, el delantero único de nuestro equipo,
por suerte con la nerviosura, lo pateé yo, el número 10, y lo metí, hasta aquí
2 a 2. Para mí es un resultado glorioso.
De repente, cuando iban los 45 clavados, el árbitro agregó 1
minuto más, desde ahí sentí ruidos extraños en el cielo.
Era tiro libre, lo pateaba Raúl, muy raramente se me
empezaron a agrandar las piernas, parecía un marciano, nadie se dio cuenta.
Cuando el volante derecho de nuestro equipo pateó el tiro
libre, mandando un centro, cabeceó el defensor del otro equipo, me quedó a mí,
quedaban 10 segundos para el final, las piernas se movieron solas, sin que yo
haga un movimiento, la pelota fue cada vez haciendo más efecto, con rosca, la
clavé en el ángulo derecho del arco. El árbitro terminó el partido salimos ganadores
del emocionante partido, abrazándome todos mis compañeros. Cuando
sorpresivamente salieron manos aplaudiendo y fuegos artificiales desde la
Galaxia vecina.
FIN