Respuesta :

La emoción es entendida como un fenómeno complejo que viene determinado fundamentalmente por el desarrollo conjunto de una serie de cambios fisiológicos,  de conductas (no instrumentales en muchas ocasiones) y de experiencias subjetivas y evaluativas. Estas alteraciones son evocadas por situaciones, o eventos, internos o externos, que resultan significativos para la persona (Frijda, 1986). El estudio de la emoción ha venido delimitado por el énfasis que se ha dado a unos u otros de los sistemas que intervienen en la respuesta emocional, pero también está más asumido que la independencia entre los sistemas de respuesta es únicamente una forma de conceptualizar la  emoción  con el fin de conseguir una mayor operatividad en su estudio (Zajonc, Pietromonaco y Bargh, 1982).  No es de extrañar, por tanto, el fuerte impacto que nuevas propuestas están teniendo al partir de un marco teórico basado en los modelos dinámicos no lineales, y que apoyan la idea de que el proceso emocional se fundamenta en la interacción entre sistemas (ver Lewis,1996, 1997, 2000, 2001).               La perspectiva cognitiva en el estudio de la emoción entiende que la activación de una respuesta emocional está vinculada básicamente a los de procesos de valoración. Las distintas teorías de la valoración se van a centrar en el hecho de cómo las emociones son evocadas y se diferencian en base a evaluaciones subjetivas de las personas o a valoraciones de relevancia personal de la situación, o del objeto, etc. (Scherer, 1999a). Según Frijda (1993a) los procesos de valoración se pueden considerar como la llave para la comprensión de las distintas emociones en diferentes individuos y en diferentes momentos. Las valoraciones señalan algunas de las condiciones que elicitan diferentes emociones en diferentes personas. La valoración va a influir también en los patrones de cambios corporales, derivados de los patrones de actividad del sistema nervioso autónomo y del sistema nervioso central (Ekman, Levenson y Friesen, 1983; LeDoux, 1994; Levenson, 1994), y a través de esos cambios fisiológicos influye también en las tendencias de acción y en la motivación (Frijda, 1986). Sin embargo, antes de profundizar en el concepto de valoración y en las ideas asumidas por las distintas aproximaciones y teorías de la valoración resulta importante recordar la diferencia entre  procesos cognitivos y contenidos cognitivos (Fernández-Abascal y Cano Vindel, 1995), y así distinguir entre el proceso de valoración y  la valoración como contenido o como el resultado del proceso de evaluación, aspecto al que Richard Lazarus se ha referido en continuas ocasione