Blancanieves era hija de un bondadoso rey, su madre había muerto hace
pocos años en un trágico accidente dejando a su padre muy decaído y
deprimido, por eso motivo le encantó la noticia que cierto día su padre
le dio: Se casaría con la condesa de Lancré.
El día de la boda llegó, Blancanieves radiante de felicidad se acerco a
la condesa quien en voz muy baja para que solo pudiera escuchar ella le
dijo:
- En verdad no tienes ningún motivo por el cual alegrarte, tu padre esta
gravemente enfermo y tú solo eres una molestia para mi y te haré
desaparecer a la primera oportunidad que tenga.
Blancanieves se asustó mucho y se puso a llorar, al verla llorando su
padre acudió a ella lo más rápido que pudo, evadiendo invitados y
felicitaciones.
- ¿Qué es lo que te pasa Blanca?, ¿No te agrada la boda?
- Padre, tu nueva esposa me dijo algo horrible, me dijo que estabas enfermo¿Es verdad?
- Si, pequeña – respondió tras una larga pausa – Pero no te preocupes,
voy a estar mucho tiempo más contigo, además tu nueva mamá cuidara de
ti, en caso de que yo no esté.
- No creo que eso pase, padre. – dijo Blancanieves asustada– Tu nueva
esposa dijo que solo seré una molestia para ella y que me hará
desaparecer.
Al escuchar esto el rey empalideció, se sujetó de una cortina para no
caer, estaba furioso. Le indico a la Condesa que quería hablar con ella a
solas, fueron a la habitación y le grito con exasperación:
- ¿Por qué le dices esas cosas a mi hija?
- Por que es la verdad – respondió la condesa con ironía – No me casé
contigo por amor, sino por conveniencia. Ambiciono el poder, supe que
estabas enfermo hace algunos años y tomé las medidas necesarias para
lograr mi objetivo… Yo asesine a tu esposa.
- Tú… ¿Tú provocaste… el accidente?- Dijo el rey con dificultad, ya que
en ese momento sintió un dolor punzante en el pecho, un dolor que solo
tardo unos segundos, los suficientes para ver la mirada triunfal en los
ojos de su nueva esposa.
La noticia se expandió rápido, el rey había muerto. Cuando Blancanieves
pudo reunir el valor suficiente para salir de su habitación, se encontró
con la condesa que con una mirada de suficiencia le dijo:
-Bueno, lo primero ya está hecho…Te recomiendo desaparecer del reino.
Los ojos de Blancanieves se llenaron de lagrimas y salió del castillo corriendo lo más rápido que pudo
