Si la Luna sólo se acercara a la Tierra, sin chocar contra ella, probablemente no pondría en peligro seriamente la vida en el planeta. Quizá cambiaría su efecto sobre las mareas, haciéndose más intenso por estar más cerca. Y el espectáculo nocturno de verla en la fase de luna llena sería aún más hermoso. Además, la tendríamos más a tiro para los viajes espaciales. Después de todo, es el único cuerpo celeste, además de la Tierra, que ha recibido la visita de seres humanos.