Respuesta :


Es seguro que muchos ya lo han pensado, increíblemente desde que decidí que este sería mi próximo título, leí en una publicación que tenemos aquellos que estuvimos en la marina, llamada CYBERCORREDERA, que un compañero, David Escobar Gómez, habló de la necesidad de estudiar desde la escuela naval los ríos. Mencionó el estudio de un Alemán, Julius Berger Konsortium   que en el siglo pasado, en 1920 (se hizo el contrato) se empezó en 1922 y se terminó en 1924(creo que con una parte de los dineros que nos pagaron por arrebatarnos la provincia de Panamá) hizo un sorprendente análisis, del río Magdalena y como termina escribiendo escobar, “De eso nada de na”; por otro lado,  la universidad del Norte acaba de sacar un libro nuevamente sobre el río Magdalena, que propongo leer con algo de anestesia, pues el tema que tratan es profundo como las aguas del Atrato.
En nuestros países tenemos personas que pontifican sobre los ríos, de hecho el señor Capitán de Navío (Ingeniero Naval de nuestra escuela Almirante Padilla) menciona con tacto y delicadeza en una entrevista que le hiciera hace poco la periodista, Salud Hernández Mora lo poco que hemos avanzado en el conocimiento de los ríos; es cierto, estoy totalmente de acuerdo con él; de hecho diseñamos embarcaciones con más entusiasmo que conocimiento, nos interesa más hacer toneladas de peso muerto que soluciones específicas para cada río. No soy ingeniero naval, cosa que lamento, pues si fuera, les sugeriría a mis colegas que se necesitan ingenieros fluviales, no navales para estudiar y entender los ríos. La razones son múltiples, la batimetría cambia cada día, por ende es primordial hacer estudios permanentes que permitan establecer los mínimos de puntal, de manga, de eslora; esos cuellos de botella son completamente diferentes a las exigencias de hace 20 años, cuando las cuencas eran menos intervenidas, no se generaban cascadas de basuras que van a parar a los ríos. Por eso, es que sugiero diseñar la carrera de Fluviología.