El Imperio
no tiene límites espaciales (“ninguna frontera territorial bordea su
reino”) ni temporales (se presenta “como un orden que suspende
efectivamente el curso de la historia y fija así el estado presente
cosas para la eternidad”). Es el modelo mismo del biopoder (“no contento
con regular las interacciones humanas, busca también regular
directamente la naturaleza humana”). Finalmente, “aunque la práctica del
Imperio bañe continuamente el mundo en sangre, el concepto de Imperio
está dedicado a la paz, “una paz perpetua y universal”, fuera de la
historia”.
El Imperio
es monárquico (“en las fases del conflicto militar es donde se puede
constatar evidentemente hasta qué punto el Pentágono, con su arsenal
atómico y su superioridad tecnológica, puede dominar efectivamente el
mundo”), aristocrático (“aristocracia de la naciones” representada por
el G8, el Consejo de Seguridad, las empresas transnacionales),
democrático (“democracia de las naciones” que pretende representar a los
pueblos: asamblea general de las Naciones Unidas).