Respuesta :

Ganzo

De acuerdo con las concepciones más clásicas, la idea de "patria" ya existía desde la antigüedad y con ella se definía el lugar de procedencia familiar, es decir, la tierra de los padres.

La patria que compartimos supone algo más que un espacio terrestre, aéreo o marítimo en el cual nos correspondió nacer y habitar. Supone, ante todo, un conjunto de tradiciones culturales, de lenguaje e idiosincrasia, de vivencias históricas y de una identidad que, en medio de la diversidad que caracteriza a los seres humanos, nos asemeja, nos agrupa y nos define. 

En el hogar es donde ocurre la transmisión primaria de valores y costumbres, donde se aprende el idioma, donde se modelan los hábitos fundamentales y donde se construyen los cimientos principales sobre los cuales se articulan los pensamientos, comportamientos y causas. La familia es el lugar fundamental de aprendizaje de las costumbres y tradiciones que nos distinguen como ciudadanos, donde se inicia el proceso que definirá más adelante nuestra manera de ser y de actuar. Es en la familia donde se comienzan a narrar los acontecimientos más representativos de la historia patria, donde se propicia la participación de los hijos más pequeños en las celebraciones y festejos más relevantes, donde se motiva el involucramiento en las jornadas cívicas, donde se aprenden los cantos e himnos. Es por eso que, como decía Bacon, “el amor a la patria comienza en la familia”. La educación, por medio de docentes entusiastas y comprometidos, reforzará este proceso; pero las bases fundamentales se adquieren o no en la familia, de los padres y madres que, más que con lo que dicen, con su ejemplo transmitirán los valores cívicos, de participación ciudadana, de respeto a la dignidad humana, tolerancia, libertad y amor a la patria.

La patria que compartimos es además resultado de las relaciones que se construyen entre sus habitantes, de la convivencia que se establece entre los ciudadanos, y de la solidaridad que se impone en momentos de congoja o aflicción que enfrentan compatriotas como resultado de eventos o calamidades imprevistas. Pero ante todo, como respuesta fraterna cuando se evidencian las consecuencias de situaciones de pobreza, exclusión o desigualdad que afectan a muchas familias que sufren y que esperan el brazo solidario y el amor de sus compatriotas. Estos valores se fomentan en la familia y en la comunidad, y nos permiten aspirar a una patria mejor donde prevalezca el respeto, el amor al prójimo, la honestidad y la paz.


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