Respuesta :

esta un poco largita heee esta tarea la entrege en cuando esta en la prepaa es sobre un vato a ver si te sirvee

 

Mi primer contacto con el bullying

Tenía yo unos 13 años cuando sufrí el primer contacto con el bullying. Nos encontrábamos en el poli deportivo de mi pueblo cuando de repente entraron otros niños, se metieron con nosotros y empezaron a pegarnos. Aunque no llegaron a tocarme ni me pegué eso hizo que mentalmente me provocara un pánico enorme por todo el cuerpo.

Nos amenazaron que si nos veían por la calle nos pegarían y más, y todo esto sin ningún motivo, simplemente porque querían ir de macarrilllas, eran la chusma del pueblo. Atemorizado esquivé a esos niños y llegué a pasarme 1 mes encerrado en casa sin salir. Cuando me pasaban a buscar mis amigos les decía que tenía que estudiar. Me prepararon una trampa diciéndome qué solo querían enseñarme 1 minuto un juego, yo salí y me llevaron a dar una vuelta, no salí más de 30 minutos alegando que tenía que estudiar y durante esa vuelta sentí un pánico enorme por si me volvía a encontrar con alguno de esos niños que hace 1 mes nos habían amenazado.

Recuerdo cómo se me contraía el estómago y el miedo que sentía al andar por la calle, el pánico de que me viera alguno de ellos y que me amenazara o me cogiera del cuello.

El bullying me hizo suspender 2 de la ESO

En segundo de la ESO nos cambiaron de instituto a otro con más niños de otros pueblos. Estábamos en el salón de actos cuando sin ningún sentido los niños que se encontraban a mi espalda empezaron a tocarme el pelo, la espalda… Yo sabía que eso sería uno de varios abusos y tonterías que empezarían contra mí. Y así fue, siempre que me encontraban me molestaban y me dejaban atemorizado.

No llegaban nunca a pegarme, ni siquiera me hicieron daño, nunca. Pero todo lo que hacían, por poco que fuese hacía que tuviera un terror psicológico que me hizo estar deprimido durante meses. Me sentía triste y abandonado, solo tenía ganas de llegar a casa y encerrarme en mi habitación. Muchas noches lloraba y si intentaba coger un libro para estudiar era completamente incapaz, no podía.

Y no solo fueron esos niños, alguna otra gentuza me molestaba y hacía que para mí las clases fueran un infierno. No me pegaban, pero solo hacía falta que me amenazaran sin ningún sentido para que empezara el terror psicológico, me saltaba algunas veces un cuarto de hora de clase porque solo entrar venía el típico macarra, me arrinconaba contra la pared y me molestaba y me humillaba. Yo me iba al baño y lloraba hasta que se me pasaba y volvía a clase.

Mis padres me veían triste y lo vieron muy claro cuando en una boda, estaba con mis primos y por un momento, desde hacía dos meses estaba contento y jugando con mis primos, al poco me alejé, me senté en una sala dónde no había nadie, era la sala de un restaurante pero vacía y una decoración increíblemente bonita.

Me quedé sentado en una silla, triste, de vez en cuando lloraba y así estuve algo más de 2 horas. Cuando mi madre me encontró se preocupo y fue a hablar con los profesores. Pese a que siguieron vigilándome recuerdo como algún que otro profesor seguía tratándome mal o no le prestaban toda la atención que merecía ese caso.

Y así fue cómo aprobé segundo de la ESO, pero mi tutor recomendó a mi madre que repitiera para ir mejor. La decisión más absurda que había tomado alguien pero la acepté para ver si cambiando de compañeros dejaba de sufrir bullying.

Cuan equivocado estaba… Al año siguiente llegué a tener tanto pánico que cuando veía Malcon por la tele y los niños de mi clase imitaban un juego que si mirabas te pegaban, llegué a odiar a muerte esa serie. Odiaba los lunes y lloraba por no ir al instituto.

Cuando llegábamos a clase hacían un pasillo y a veces te tiraban en medio y todo el mundo empezaba a empujarte, darte patadas… Rezaba cada día para que no me tiraran a mí en medio. Empecé a desarrollar estrategias contra el bullying y pese a mi gran timidez fui consiguiéndolo. Imitaba a niños que cuando les molestaban reaccionaban de un modo que hacían que nadie más les molestara… Y después de una larga lucha de más de 1 año y medio conseguí que me dejaran en paz.

Cuando llegué a primero de bachillerato era alguien muy respetado y con el que nadie se metía. Incluso uno de los niños que a veces me había pegado en 2 de la ESO era mi mejor amigo en aquél entonces, y me respetaba cómo el que más.

Será porque me hice respetar o porque los niños crecieron. La verdad es qué no lo sé.

Aprende a superar la tristeza y la depresión siendo totalmente feliz con nuestro videocurso de 5 horas de duración en alta definición: Como ser feliz

La violencia escolar entre  pares, conocida también como “bullying” se da en 5 de cada 10 estudiantes paceños, entre 10 y 14 años. Así lo refleja la investigación “Paradorcito eres, no? Radiografía de la violencia escolar en La Paz y El Alto”, de Juan Yonny Mollericona, presentada en el marco del primer encuentro nacional de la red de periodistas CEBIAE-PIEB, en Huarinilla (La Paz).

Se da más en centros educativos. Del total de los casos, 9 de cada 10 ocurren al interior de la escuela, y 7 de 10 no avisan al entorno sobre el abuso escolar. Según el mismo estudio realizado entre estudiantes se practicaría en cada cambio de horario de materia. La agresión física se genera en un 38%, la social en 44% y la verbal en 66%.

Al respecto, Juan Mollericona afirmó que el título de la investigación interpela las actitudes y acciones de cada una de las personas. “Creo que todos somos paradores en la medida que ejercemos violencia o cuando somos sumisos”, afirma.

Alternativas para trabajar con los chicos. Como propuesta para la formulación de políticas públicas a corto plazo, sugiere la implementación de sistemas de tutorías, en materia de Derechos Humanos, manejo y resolución de conflictos, y convivencia social comunitaria. A mediano plazo la autorganización de los estudiantes; además de incidir en la transversalidad de la
violencia a largo plazo.

En Bolivia, 4 de cada  10 sufre acoso escolar.  La asociación Voces Vitales revela que 4 de cada 10 escolares, declaran haber sufrido acoso escolar, según la investigación realizada por Karenka Flores Palacios en su libro titulado “Por el derecho a una vida escolar sin violencia”. El estudio  pretende mostrar la realidad que viven los jóvenes escolares en Bolivia.

La autora expone sus experiencias Escribe sobre su vida en el colegio como alumna y como madre de una joven acosada por sus compañeras por el hecho de sufrir epilepsia.