Si bien es cierto que muchos piensan que leer es aburrido, debo decirles que desde que compré este libro hasta que terminé de leerlo, no me pregunten cómo pero
logré quedar fascinada con la trama y la historia en sí, cosa que no me había pasado ántes con ningún otro libro.
La capacidad con la que la autora supera entrerredar la ficción con la realidad en verdad es admirable.
Un parque de diversiones embarcado en San Jerónimo pudo ser el mismísimo causante de la guerra entre la gente de ese pueblo. Personas de origen húngaro llegan con el solo objetivo de hacer divertir, alegrar a la gente de ese pueblo. Un pueblo triste, seco muy seco en verano. Santiago, quien protagonisa la historia, nos deleita llevando a cabo dos roles: el de guionista oficial de la historieta "El Viajante", siendo así a la ves el personaje más importante de ella, un hombre que va de pueblo en pueblo tras el rastro del Budapest y su amada, Natalia.
Su compañero, el dibujante también ocupa un gran lugar aquí, pues es quién logra dar vida al sueño que Santiago siempre quiso cumplir... Ser el guionista de su propia historia.
A la hora de elegir este libro, no fue la cubierta lo que mayor captó mi atención. Luego de leer el contenido, supe comprender el motivo de ese dibujo particular en la tapa. Pero ántes no. Creo que esto sucede en la mayoría de los casos. Pues pienso que lo que los autores buscan es dar un suspenso con las ilustraciones de la cubierta, a qué se refiere, y así hacer que lo eligamos para responder a ese interrogante.