En psicología, la escolástica propuso una concepción substancialista y espiritualista de la mente humana, uniendo las reflexiones de los filósofos griegos, particularmente Platón y Aristóteles, con las tesis principales de la religión cristiana respecto de la dimensión no natural del ser humano. La psicología filosófica escolástica desarrolló ampliamente una teoría del alma y de las facultades y defendió un claro dualismo antropológico. Esta psicología comenzó a entrar en crisis en la Edad Moderna, a partir de las críticas escépticas de Hume y Kant, y hoy se circunscribe a las reflexiones filosóficas del neotomismo.