El RIESGO BIOLÓGICO PROFESIONAL es aquel riesgo
asociado con la exposición a agentes biológicos debido a la actividad
profesional, se habla de riesgos biológicos profesionales. Desde este
punto de vista se distinguen dos tipos de actividades: aquéllas en las
que existe intención deliberada de manipular agentes biológicos,
como por ejemplo en los laboratorios de diagnóstico microbiológico,
el trabajo con animales deliberadamente contaminados y las industrias en cuyos
procesos se utilizan estos agentes en grandes cantidades y las actividades en
las que no existe la intención deliberada de manipular agentes biológicos,
pero sí puede existir una exposición en un momento dado debido
a la naturaleza del trabajo (véase tabla 1).
Trabajos en centros de producción de alimentos
Trabajos agrarios
Actividades en las que existe contacto con animales
o con productos de origen animal
Trabajos de asistencia sanitaria, comprendidos los
desarrollados en servicios de aislamiento y de anatomía patológica
Trabajos en laboratorios clínicos, veterinarios,
de diagnóstico y de investigación, con exclusión
de los laboratorios de diagnóstico microbiológico
Trabajos en unidades de eliminación de residuos
Trabajos en instalaciones depuradoras de aguas residuales
TABLA 1 Lista indicativa de actividades en las
que puede tener lugar una manipulación no deliberada de agentes biológicos
(Real Decreto 664/1997. Anexo I)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las ZOONOSIS
como aquellas enfermedades que se transmiten de forma natural de los animales
vertebrados al hombre, y viceversa. Existen además otras enfermedades
infecciosas (bacterianas y víricas) que, aunque ordinariamente no se
transmiten del hombre a los animales, pueden afectar a ambos, para las cuales
también se utiliza el término zoonosis. Se trata de agentes que
viven de forma saprofítica en ciertos medios y son fuente de infección
tanto para el hombre como para los animales, como por ejemplo la listeriosis.
Las zoonosis pueden clasificarse desde diferentes puntos de
vista. A grandes rasgos se pueden distinguir entre zoonosis bacterianas, víricas
y parasitarias en función del agente infeccioso de que se trate.
No obstante, nos centraremos en la clasificación realizada
por la Organización Internacional de Trabajo (OIT) que, desde el punto
de vista profesional, divide a las zoonosis en tres categorías en función
del grupo de animales que sirve de fuente de infección principal de la
infección humana. Se trata de una clasificación abierta ya que
las infecciones se transmiten de un grupo animal a otro y algunas de estas especies
pueden incluirse en más de una categoría:
Animales domésticos, aves de corral y animales caseros: Constituyen
el grupo más numeroso y comprenden infecciones como el carbunco, la
brucelosis, la fiebre Q, leptospirosis, tuberculosis etc. Entre el grupo de
trabajadores con mayor riesgo de exposición, figuran los ganaderos,
granjeros, veterinarios, trabajadores de mataderos, de la lana y el pelo,
etc. Animales salvajes y merodeadores o sinantrópicos: Las zoonosis derivadas
de este grupo son, entre otras, la peste, la tularemia, la salmonelosis, la
leptospirosis, fiebre Q, etc. Los trabajadores con mayor exposición
son los cazadores, conservadores de animales salvajes, guardias rurales, leñadores,
horticultores y otros trabajadores rurales. Animales de laboratorio: Se incluyen en este grupo enfermedades infecciosas
transmitidas principalmente por roedores y conejos de laboratorio, como por
ejemplo la salmonelosis, fiebre por mordedura, leptospirosis, etc. No obstante,
el uso creciente de primates en el campo de la investigación, ha incrementado
las enfermedades transmitidas por este grupo animal, como la enfermedad de
Marburg, transmitida con preparados de cultivos celulares a partir de riñones
del mono Cercopithecus aethiops (mono verde).
Los trabajadores de los centros veterinarios son un colectivo
expuesto a distintos riesgos laborales en su actividad diaria, asociados tanto
a la exposición a agentes físicos y químicos como a agentes
biológicos (véase tabla 2).
El riesgo de exposición a agentes biológicos
deriva del contacto directo con animales o con sus fluidos, esta exposición
puede producirse durante la aplicación de tratamientos (cirugía,
administración de vacunas y medicamentos, etc.), manipulación
de fluidos (sangre, orina, material fecal, placentas, saliva, etc.) y de muestras
extraídas para fines diagnósticos y también por contacto
con instrumental o materiales contaminados. Por ello, la asistencia veterinaria
se puede incluir entre las actividades que no implican la intención deliberada
de manipular agentes biológicos o de utilizarlos en el trabajo pero pueden
provocar la exposición de los trabajadores a estos agentes (Anexo I del
RD 664/1997 sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el
trabajo).